El sindicato valora la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, donde refleja su enorme preocupación ante el auge de las políticas liberales y neofascistas
Fuente: UGT Confederal
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores muestra su enorme preocupación ante los datos surgidos de la primera vuelta de las elecciones francesas, donde se ha reflejado un evidente avance de la extrema derecha en Francia, un país que es la segunda potencia de la Unión Europea y tradicionalmente ha marcado la política y la configuración económica y social de la Unión.
Igual que sucediera hace cinco años, en las anteriores elecciones presidenciales francesas, el próximo domingo 24 de abril el candidato liberal, Emmanuel Macron, se enfrentará para revalidar su mandato a la candidata de extrema derecha Marine Le Pen.
La diferencia con anteriores ocasiones es la enorme subida de la extrema derecha francesa: de las seis candidaturas de la derecha que concurrían en esta primera vuelta, tres eran de extrema derecha que, presentándose dividida, algo que ha posibilitado que Le Pen haya visto sus votos menguados.
Para UGT, lo preocupante es que la izquierda contaba también con seis candidaturas y ninguna de ellas ha conseguido pasar a la segunda vuelta, aunque el candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Melenchon, ha aglutinado la mayoría de los votos de la izquierda y ha quedado muy cerca de Le Pen para el paso a la segunda vuelta.
El presidente saliente Macron aumenta sus apoyos con respecto a la primera vuelta de hace cinco años, pero la extrema derecha los aumenta en mayor medida. Los partidos tradicionales (socialistas y populares), y que han sido los que más veces han ostentado la presidencia de la República, han pasado a tener un papel irrelevante en el conjunto electoral francés.
Para UGT, estos datos son muy preocupantes. El caso francés no puede analizarse sin tener en cuenta el avance de los movimientos neofascistas en muchos países europeos, que centran su mensaje en aspectos populistas de innegable efectividad: el paro, los bajos salarios, la pérdida de derechos, los precios de los bienes de consumo e, incluso y cínicamente, la calidad democrática.
El espejismo de las presidenciales francesas, en el que cualquier fuerza política que se considere democrática debe pedir el voto para el partido de Emmanuel Macron, no debe entenderse como un aval a las políticas liberales del actual presidente de Francia, a sus propuestas en materia laboral, fiscal, pensiones, etc. Sólo un radical giro a éstas, apostando por un Estado fuerte en el que la ciudadanía no se sienta expulsada por él, podrá garantizar que la extrema derecha, responsable de las horas más negras del continente europeo, pase a ser, para siempre, pasado.
UGT muestra su preocupación por el crecimiento de la extrema derecha en Francia