El IPC adelantado del mes de mayo refleja el efecto nocivo que está provocando para las familias la invasión rusa en Ucrania (con un aumento de los carburantes y de los productos de primera necesidad) y la negativa de la patronal a subir los salarios
Fuente: UGT Confederal
El avance del IPC del mes de mayo, publicado hoy por el INE, muestra una tasa interanual del 8,7%. Un dato que supone 4 décimas más que el mes anterior, lo cual sigue siendo preocupante, ya que recoge también el efecto contagio que está produciendo el precio de la energía sobre el de otros productos básicos, como los alimentos.
Para UGT, tanto la situación internacional, protagonizada por la invasión rusa en Ucrania y la subida de los precios, y la pérdida continua de poder adquisitivo de las personas en nuestro país, está generando una situación muy preocupante para las familias. De esta forma, a nivel internacional, a la prolongación de la invasión rusa en Ucrania, con su respectivo impacto sobre el precio de las materias primas energéticas, alimentarias y metálicas, se le une ahora el agravamiento de los cuellos de botella de la cadena global de suministros, producidos por el cierre de muchas ciudades en China a consecuencia de la política “cero COVID” impuesta por sus autoridades.
Además, UGT alerta sobre las graves consecuencias que está generando la pérdida de poder adquisitivo en las posibilidades de consumo de la población trabajadora, que supone un lastre para la recuperación económica del país. El continuo encarecimiento de la cesta de la compra, unido al moderado crecimiento salarial (un 2,4% pactado en los convenios hasta abril), están restringiendo la capacidad de compra de los hogares, lo que repercute de manera negativa sobre la demanda y el crecimiento de la economía española.
En este sentido, la actual tendencia inflacionista no va a reducirse significativamente en los próximos meses. Al contrario, la tasa de inflación subyacente, el mejor reflejo de la inflación estructural, no para de incrementarse mes a mes, por lo que ya no vale sólo con esperar a que cese el shock coyuntural de los precios de la energía. Dada la situación, es necesario actuar para proteger la capacidad adquisitiva de las personas trabajadoras, con el fin de no provocar una contracción económica de gravedad.
Por ello, y ante el rechazo de la patronal a negociar un nuevo Acuerdo para la Negociación Colectiva (AENC), UGT ha impulsado un Acuerdo Sindical para la Negociación Colectiva en el que se apuesta por una política de rentas capaz de garantizar la estabilidad real de los salarios. Por un lado, fijando incrementos mínimos de referencia del 3,5% en 2022, 2,5% en 2023 y 2% en 2024 en materia salarial. Por otro, defendiendo la inclusión de cláusulas de revisión salarial que protejan el poder de compra de las personas trabajadoras en el caso de que la inflación interanual supere los aumentos pactados.
Datos de interés
El IPC adelantado del mes de mayo registra una tasa interanual del 8,7%, lo que supone un aumento de 4 décimas respecto al dato del mes anterior. En este resultado destaca el comportamiento del precio de los carburantes, los alimentos y las bebidas no alcohólicas, que se incrementan en comparación con el dato registrado 12 meses atrás. Por el contrario, destaca el abaratamiento de los precios de la electricidad, que se reducen anualmente, aunque siguen situándose en niveles elevados.
Por su parte, la inflación subyacente, que excluye los productos energéticos y los alimentos no elaborados, continúa su senda ascendente, alcanzando una tasa anual del 4,9%, la más alta desde octubre de 1995. Ésta se explica principalmente por el incremento del precio de los alimentos elaborados, productos considerados básicos en la cesta de la compra habitual de las familias; un hecho que puede tener graves consecuencias para la calidad de vida de la clase trabajadora si no se actúa de manera urgente y eficaz para remediarlo.
Con esta inflación no subir los salarios supone un lastre para la economía