Cristina Antoñanzas reivindica dignificar las condiciones laborales de los y las profesionales del sector a través de la Negociación Colectiva
La Vicesecretaria General de UGT, Cristina Antoñanzas, ha participado hoy en las jornadas “La vida en el centro” organizadas por ISCOD y UGT-Extremadura donde ha recalcado que “el trabajo de cuidados, tanto remunerado como no remunerado, es de vital importancia para el futuro del trabajo decente”.
Cristina Antoñanzas ha explicado que “el crecimiento de la población, el envejecimiento de las sociedades, las familias cambiantes, el lugar todavía secundario de las mujeres en los mercados de trabajo y las deficiencias en las políticas sociales exigen medidas urgentes en lo que respecta a la organización del trabajo de cuidados. Si no se afrontan de manera adecuada, los déficits actuales en la prestación de servicios de cuidado y su calidad crearán una grave e insostenible crisis del cuidado y aumentará más aún la desigualdad de género en el trabajo”.
Antoñanzas ha recordado que “el grueso del trabajo de cuidados en todo el mundo es realizado por cuidadoras y cuidadores no remunerados, en su mayoría mujeres y niñas pertenecientes a grupos socialmente desfavorecidos. Si bien la prestación de cuidados puede ser gratificante, cuando se realiza en exceso y conlleva tareas penosas considerables, obstaculiza las oportunidades económicas y el bienestar de las cuidadoras y cuidadores, y menoscaba los derechos humanos”.
“Por otro lado, la mayoría de los trabajadores del cuidado remunerados son mujeres, con frecuencia migrantes, y cuando trabajan en la economía informal lo hacen en condiciones precarias y a cambio de un salario muy bajo” ha subrayado, “de hecho, la pandemia puso de manifiesto las carencias de nuestro sistema de cuidados al que décadas de inversión insuficiente, recortes, privatizaciones y subcontratación han dejado con una infraestructura muy precaria. Una falta de inversión en el sector que ha provocado el aumento de la carga del trabajo de cuidados no remunerado”.
El trabajo de cuidados que posibilita el resto del empleo
Cristina Antoñanzas ha recalcado que “todo ello se sustenta además en la infravaloración y la falta de reconocimiento de un trabajo que es considerado un inferior, pero sin el que no sería posible “desarrollar el resto del trabajo”, por lo que debería ser reconocido como esencial, no solo para nuestro bienestar personal, sino también para nuestras sociedades y economías”.
Antoñanzas ha resaltado que, a mayor porcentaje de trabajo profesionalizado, menor es el personal doméstico y que tanto uno como otro dependen de la cobertura de cuidados profesionalizados mediante la protección social, es decir de la cobertura pública de las necesidades sociales”.
“Para lograr una corresponsabilidad real y efectiva y poder eliminar los obstáculos de conciliación entre la vida familiar y laboral que recaen mayoritaria, injusta y desigualmente sobre las mujeres, es necesario contar con unos servicios públicos de cuidados suficientes, de calidad y asequibles, con empleos de calidad en los sectores laborales vinculados directa o indirectamente al cuidado y seguir avanzando en el reparto equitativo entre mujeres y hombres en las tareas de cuidados familiares”.