Este domingo 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha que tiene sus raíces en 1975, cuando tuvo lugar en Belgrado el Simposio Internacional sobre Educación Ambiental. En este encuentro, organizado en el marco de los programas de las Naciones Unidas, se redactó la Carta de Belgrado, que recoge los principios y requisitos fundamentales de la educación ambiental.
El propósito principal de la educación ambiental es claro: formar una ciudadanía global consciente y comprometida con la protección del medio ambiente y la resolución de los problemas asociados. Esto implica dotar a las personas de conocimientos, habilidades, actitudes, motivación y compromiso para actuar, tanto de forma individual como colectiva, en la búsqueda de soluciones a los retos ambientales actuales y en la prevención de futuros problemas.
Sin embargo, alcanzar este objetivo no es sencillo. Muchas veces, el papel del movimiento sindical en este ámbito pasa desapercibido, a pesar de ser esencial. Ya en la Cumbre Mundial de Río de Janeiro en 1992 se destacó la importancia de involucrar a las y los trabajadores en este desafío:
“Los trabajadores y sus representantes deberían tener derecho a recibir suficiente capacitación para incrementar su conciencia ambiental, proteger su salud, garantizar su seguridad y mejorar su bienestar económico y social. La capacitación debería proporcionarles los conocimientos necesarios para fomentar modos de vida sostenibles y mejorar el medio laboral. […] Los trabajadores y sus representantes deberían participar en la formulación y ejecución de programas de capacitación organizados por empleadores y gobiernos”.
En este contexto, la negociación colectiva se posiciona como una herramienta clave para promover la formación y capacitación ambiental de las personas trabajadoras y garantizar que la transición ecológica se lleve a cabo bajo los principios de una transición justa. Para UGT, resulta prioritario incluir cláusulas específicas sobre medio ambiente en los convenios colectivos, así como impulsar la figura del Delegado o Delegada de Medio Ambiente y la creación de Comités de Medio Ambiente. Estas medidas son fundamentales para asegurar la participación activa de la representación de las personas trabajadoras y el acceso a la información y formación ambiental en las empresas.
La lucha contra la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la generación de residuos tiene un impacto directo en las personas trabajadoras. Por ello, es imprescindible apostar por una formación masiva en competencias ambientales y la recualificación profesional. En esta línea, el Área de Acción Climática y Transición Ecológica Justa de UGT va a continuar ampliando su programa de formación. En 2024, casi 150 compañeras y compañeros participaron en las seis ediciones del curso de Competencias Verdes para sindicalistas, donde reflexionaron, debatieron y adquirieron herramientas para abordar, desde una perspectiva sindical, la crisis global que enfrentamos.
Por último, UGT quiere felicitar en este día a todas las personas trabajadoras dedicadas a la educación ambiental y reivindicar la necesidad de fortalecer la figura del educador y educadora ambiental, avanzando en la profesionalización del sector, dotándoles de una formación sólida y adecuada, y asegurando el reconocimiento social y laboral que merecen. La educación ambiental no es solo una herramienta, es un pilar fundamental para construir un futuro más justo y sostenible.