Los datos de IPC del mes de marzo reflejan la imperiosa necesidad de controlar los precios de los productos energéticos y de primera necesidad, y aumentar los salarios para que las personas trabajadoras no sigan asumiendo todo el esfuerzo de esta crisis
Fuente: UGT Confederal
Los datos de IPC publicados hoy por el INE, correspondientes al mes de marzo, registran una tasa anual de los precios del 9,8%, máximo histórico desde mayo de 1985. Un comportamiento que refleja un escenario preocupante para la economía española que, sin lugar a dudas, se verá perjudicada en su crecimiento de 2022. Para UGT, sobre una tendencia que ya era creciente, el conflicto en Ucrania ha supuesto un nuevo e imprevisto centrado sobre los precios de los productos energéticos, que persisten en una escalada muy dañina y que perjudica en mayor medida a los hogares más vulnerables y a quienes poseen menores ingresos.
Para evitar que continúe esta senda inflacionista, el sindicato considera fundamental que se lleve a cabo una política de contención de precios ambiciosa, a la altura del problema extraordinario que se ha generado. En este sentido, las medidas adoptadas recientemente por el Gobierno para cambiar esta dinámica y paliar su impacto sobre el bolsillo de las personas son, en términos generales, positivas, aunque deben ampliarse (moderación de alquileres, bonos sociales) y, en algunos casos, revisarse para que resulten más eficaces y su impacto más justo, como una mayor rebaja en carburantes, ya que la situación sigue mostrando la falta de competencia en el sector, y que ya ha tenido sus primeras consecuencias en el sector del transporte; la vigilancia de comportamientos especulativos en el sector de la alimentación y la distribución; y, sobre todo, es imprescindible aplicar cuanto antes las medidas sobre el sistema de formación de precios del sector eléctrico.
Además, después de lograr el reconocimiento de la excepcionalidad del mercado eléctrico ibérico por parte de las instituciones europeas, para UGT es urgente que sea aprobado en Bruselas definitivamente, con el fin de que sus medidas actúen de inmediato y permitan bajar la factura eléctrica de todos los hogares, y en particular de aquellos que se encuentran en el mercado regulado (PVPC). De no abaratarse la factura energética, el escenario inflacionista actual iría a peor, perjudicando a la recuperación económica y del empleo que se vislumbra desde el pasado año.
Con esta inflación, los salarios deben aumentar ya
Ante los datos de IPC conocidos hoy, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores manifiesta la imperiosa necesidad de aumentar los salarios de manera inmediata. No es admisible que sean los trabajadores y trabajadoras quienes asuman todo el esfuerzo y pierdan capacidad adquisitiva, como sucedió en la crisis financiera de 2008.
En este sentido, el nivel salarial en nuestro país es muy bajo, y la mayoría de las personas trabajadoras no tienen margen para asumir más sacrificios sin caer en situaciones de pobreza y exclusión social, ya de por sí muy extendidas. Los salarios deben asegurar un nivel de vida adecuado y, para ello, su revalorización debe tener en cuenta la subida del nivel de precios.
Por ello, para UGT es fundamental que se alcance un consenso para el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), que establezca un escenario plurianual de evolución salarial y compromisos empresariales en materia de moderación de beneficios y creación o mantenimiento del empleo.
Datos de interés
Los datos publicados del IPC del mes de marzo muestran una tasa anual del 9,8%, máximo histórico desde mayo de 1985. Con esta tasa anual el promedio de los tres primeros meses ha sido de un 7,8%, un valor muy superior a la estimación que se hacía antes de que comenzara el año. Por otro lado, la tasa mensual del mes de marzo ha sido del 3,0%, el valor más alto en un mes de marzo de toda la serie histórica, que existe desde 1961.
Las causas de la inflación anual siguen siendo esencialmente las subidas de los precios de los productos energéticos, cuyo comportamiento observado muestra incrementos de los precios de un 80,0% desde el año anterior.
Pero el aumento de los precios energéticos se está extendiendo ya a otros bienes y servicios, afectando a la inflación más estructural. Así, la inflación subyacente, que excluye los productos energéticos y los alimentos no elaborados, ha registrado una tasa anual del 3,4%, como consecuencia del efecto del encarecimiento de los costes asociados a grupos de bienes como los alimentos elaborados (6,2%) o los bienes industriales no energéticos (11,8%).
Es imprescindible una política de contención de precios y aumento de salarios