El Secretario Confederal de UGT, Fernando Luján, interviene en el V Congreso de Centros Universitarios de Relaciones Laborales y Ciencias del Trabajo
Un congreso en el que ha afirmado que, “además de afrontar las consecuencias más inmediatas de las crisis sanitarias y económicas que venimos sufriendo de manera encadenada, la concertación social, en estos últimos dos años, ha tenido la coherencia de abordar también los cambios que implican las nuevas tecnologías de la era digital”.
Una concertación social que, junto a la negociación colectiva, “son el instrumento idóneo para tratar los desafíos y los riesgos que conlleva la gran transformación tecnológica y digital que está viviendo el mundo de la empresa y el mundo del trabajo”.
Por ello, ha considerado fundamental que, dentro de la negociación colectiva, tanto los sindicatos como las organizaciones empresariales “impulsemos el desarrollo colectivo de todas aquellas medidas que permitan una transición tecnológica y digital equilibrada y socialmente justa, además de un pacto de rentas que permita la revisión de los salarios conforme al IPC, con cláusulas de garantía salarial”.
La reforma laboral, adaptada a las nuevas necesidades digitales
Para Fernando Luján, este proceso de transformación digital lleva consigo una serie de riesgos sobre el empleo y las condiciones de trabajo que, en cierta medida, ha paliado la nueva reforma laboral impulsada por el Gobierno y los agentes sociales, que “establece las bases de un nuevo contrato social que permite hacer compatible la estabilidad en el empleo con las necesidades de una economía marcada por las transiciones ecológica y digital; combate la precariedad laboral, la temporalidad, la devaluación salarial y los abusos en el uso de externalización o subcontratación empresarial; y ante el intenso proceso de digitalización y cambio tecnológico, crea instrumentos que acompañan la transición y recualificación de las personas trabajadoras en los sectores más afectados”.
Una reforma que “ha devuelto a la negociación colectiva el papel que siempre debió tener en las relaciones laborales, el equilibrio y la coherencia que siempre deben estar presentes; que era completamente necesaria, como se ha visto con los datos de los últimos meses; pero que solo es un primer paso hacia un modelo de relaciones laborales adaptado a los tiempos actuales, más democrático, socialmente justo y más redistributivo”.
Por ello, y para seguir avanzando, ha considerado imprescindible “negociar nuevas medidas que reviertan los aspectos más lesivos de la reforma laboral del 2012 aún pendientes y que son un lastre para la mejora de los derechos laborales y sociales, como todo lo relativo al descuelgue o inaplicación del convenio, o al despido colectivo”.