El secretario general de UGT defiende la “corresponsabilidad” de su sindicato en Mercedes y recalca, frente a los sindicatos nacionalistas, que “con la nación no se come”
A sus 66 años, el secretario general de UGT, Pepe Alvárez (Belmonte de Miranda, 1956), sigue teniendo cuerda de sobra para recorrer toda España en busca de apoyos a las movilizaciones que este jueves celebrarán en toda España bajo el lema ‘Salario o conflicto’. Una movilización con la que pretende “que la patronal vuelva a la mesa a negociar” las subidas salariales y que este pasado jueves se detuvo en Vitoria-Gasteiz con parada en Mercedes. Una factoría que tiene elecciones a finales de este mes que arranca hoy y que servirá de termómetro para ver si la ‘corresponsabilidad’ de UGT se impone a la estrategia más conflictiva de ELA en la negociación del convenio laboral. Pepe Álvarez dice sentirse “orgulloso” del trabajo realizado por sus siete delegados frente al bloque nacionalista. “Con la nación no se come”, asegura en la que es su primera entrevista con ‘Crónica Vasca’.
Vienen semanas presentando -ahora lo hacen en Euskadi- su campaña ‘Salario o conflicto’. Es un lema muy simple, pero… ¿ha llegado el momento de levantarse de la mesa del diálogo social?
Quien se ha levantado ha sido la CEOE, no hemos sido nosotros. Lo que necesita España son acuerdos y no desacuerdos. Si no hay acuerdo es, fundamentalmente, por esta posición cerril de la patronal, que ahora ya se ve claro que quiere cargar sobre los sectores más desfavorecidos del país el coste de la crisis. Ellos saben que donde hay sindicatos, donde estamos organizados, los convenios se van a firmar y se van a firmar en buenas condiciones. Eso de que las empresas están mal es un rollo que no se lo traga nadie. Todas las previsiones económicas sitúan que los beneficios se están disparando. Pero no solo la banca, no solo las eléctricas o las petroleras, también en el resto de los sectores, con un aumento de los beneficios de más del 22%. ¿Adónde va eso?
La subida salarial media, según datos de su propio sindicato, es del 2,6% en España. En Euskadi es de un 5%. ¿La estrategia de movilizaciones también es aplicable aquí?
Es aplicable a Euskadi porque conviven sectores que, efectivamente, suben más los salarios, con otros que se quedan atrás. Siendo cierto que los salarios de España no son igual en todas las comunidades, el coste de vida no es el mismo: vivir en Euskadi es más caro que vivir en otras comunidades. Por tanto, hay una cierta necesidad de compensar eso con subidas salariales. No es lo mismo vivir en Euskadi que vivir en La Rioja o en otras comunidades. Y ocurre lo mismo en Navarra.
Las autoridades no deberían permitir que se produjeran situaciones como la de Siemens Gamesa
¿Cuánto le preocupan movimientos como la venta de plantas anunciada por Siemens Gamesa?
Nos preocupa mucho, porque estamos hablando de deslocalización. No estamos hablando de un producto caduco, sino todo lo contrario. En estos procesos de cambio de modelo energético los puestos de trabajo que se generan sirven para compensar los de empresas que cierran. Creo, sinceramente, que las autoridades, tanto las municipales como las autonómicas como la Administración central, no deberían permitir que se produjeran estas situaciones. Al contrario: aunque la competencia no permite obligar a que se produzca en España, sí que hay elementos que ayudarían a obligar a los proveedores de parques eólicos o solares tengan algún compromiso con el proceso de transición energética que se está haciendo en nuestro país.
Su visita a Euskadi tiene parada en Mercedes Vitoria, que ahora se enfrenta a unas elecciones sindicales tras la firma de un convenio marcado por la pugna con los sindicatos nacionalistas. ¿Qué opinión tiene de sindicatos como ELA o LAB?
Estoy profundamente orgulloso del papel que mi organización lleva desarrollando en Mercedes desde hace años. Nosotros somos el sindicato, por antonomasia, del sector de la automoción. Somos el primer sindicato y en algunos casos, como en Ford, el sindicato hegemónico. En el caso de Mercedes esa posición nos ha llevado a ser absolutamente corresponsables. Cuando estás ante una planta de estas características, cuando sabes que las decisiones que tomas tienen un valor importantísimo a la hora de ubicar o no la producción aquí, a la gente hay que explicarle la verdad.
Pero aquí había dos grupos que decían estar en posesión de la verdad
Los sindicatos que no llegaron a un acuerdo han tenido la suerte de que ha habido otros que hemos puesta la cara y hemos conseguido un acuerdo. Si no, seguramente Mercedes estaría en riesgo…
¿De desaparecer como Nissan?
Sí, sin ir más lejos. Y otras que hemos ido mantenido a base de acuerdos. Cuando llegamos a una situación de este tipo hay que priorizar el mantenimiento del empleo, de la producción, de la carga de trabajo…
Los sindicatos nacionalistas dijeron que se había conseguido lo de la sexta noche, pero no la subida al IPC
Hay dos tipos de sindicalismo. El sindicalismo comprometido, que sabe distinguir cuándo hay que repartir los beneficios y cuándo hay que arrimar el hombro, que es el nuestro. Y luego está el sindicalismo que siempre está quedando bien, a veces aunque sea a costa, como ha podido ser en Mercedes, de no garantizar el futuro de los puestos de trabajo. Sinceramente, creo que con la nación no se come; se come con el trabajo diario, constante, permanente. En el sindicalismo el internacionalismo es una constante. Nosotros no queremos vivir aislados, ni en Euskadi ni en ninguna otra comunidad. No es una buena receta para defender los intereses de los trabajadores y las trabajadoras de Euskadi.
Con la nación no se come; vivir aislados no es una buena receta para los trabajadores y las trabajadoras de Euskadi
¿No le parece llamativo que la resolución definitiva el PERTE de automoción duplique el presupuesto del Grupo Volkswagen y apenas dé 11 millones más al proyecto de Mercedes Vitoria?
El PERTE es una gran noticia. Más allá de que no hay ninguna empresa plenamente satisfecha con lo recibido del PERTE, en sí es una gran noticia. España tiene que hacer un proceso de actualización del sector de la automoción que es de gran profundidad. Somos un país que fabrica muchos coches, de los que más en el mundo: casi el 80% de los coches que producimos se exportan. Hacer este proceso sin ninguna multinacional propia que tenga un centro de investigación y desarrollo de carácter general, quitando a Seat, a mí me parece que es un trabajo que, sin la oportunidad de los fondos europeos, sería un trabajo francamente difícil. Todo nuestro apoyo al PERTE.
Nosotros venimos solicitando al Ministerio desde hace meses que se cree una comisión de seguimiento en la que participemos las organizaciones sindicales. El Gobierno tiene que abrir los PERTE y crear comisiones de seguimiento donde se den explicaciones, los responsables sindicales en esas materias estén presentes, porque eso nos va a permitir tener más conocimiento de causa a la hora de responder a las quejas de todas las empresas, también Volkswagen, que está muy decepcionada con la asignación.
¿No le parece un fracaso que haya que sacar un segundo PERTE?
No es un fracaso. Todo el mundo sabía que invertir unas cantidades tan ingentes de los Next Generation iba a ser difícil; especialmente con un Estado muy garantista a la hora de acometer estas inversiones. A mí no me parece que corresponda hablar de fracaso. Va a haber que ir retocando, eso sí, porque esta es una experiencia que va a tener mucho valor para nuestro país.
Los servicios públicos de empleo no están haciendo el trabajo que deberían de hacer
Las patronales vascas llevan meses insistiendo en el problema de la falta de mano de obra cualificada mientras llevamos meses viendo una guerra salvaje por el talento. ¿Es también responsabilidad del sindicalismo abordar este problema?
Bueno, en Euskadi tenemos una tasa de desempleo de en torno al 8%, sustancialmente por debajo de la tasa nacional. Lo que creo es que los servicios de empleo no están haciendo todo el trabajo que deberían de hacer. En el norte de Europa hay un orientador por cada 100 ó 200 habitantes; en España la media es de 2.500 personas. Es evidente que si tienes que atender a 2.500 personas no vas a orientar a nadie: no vas a hacer ni curriculums ni itinerarios formativos. La primera cuestión fundamental es que los servicios de empleo públicos tengan medios para poder formar, orientar y colocar a los trabajadores en desempleo. Tenemos suficiente capacidad humana para poder cubrir la demanda de puestos de trabajo. Lo que pasa es que la patronal tiene que ser consciente de que si no sube los salarios, es muy difícil. Más si tiene que desplazarse de una comunidad a otra.